Este martes 28 de abril, el nuevo aeropuerto internacional de Berlín —con código IATA BER— ha recibido el permiso para la apertura por parte de las autoridades competentes, lo que permitirá su inauguración el 31 de octubre; nueve años después de lo previsto debido a reiterados problemas técnicos. La terminal del futuro aeródromo, que deberá sustituir a los dos que actualmente operan en la capital alemana, recibió el visto bueno de la autoridad de obras públicas del distrito de Schönefeld, en las afueras de Berlín.

El proyecto arrancó en 2006 y su objetivo era sustituir los tres aeródromos que durante décadas funcionaron en paralelo en la ciudad —Tegel, en el antiguo sector oeste; Tempelhof, en pleno casco urbano; y Schönefeld, en la mitad este—. El aeropuerto de Brandeburgo, que debería haber entrado en funcionamiento en 2011, ha sufrido todo tipo de contratiempos por cuestiones técnicas, entre ellas las derivadas de la instalación de un sistema de extracción de humos y del de protección contra incendios que resultó defectuoso.

El viejo aeropuerto de Tempelhof —utilizado ya bajo el nazismo, durante la división alemana y también en la primera fase tras la reunificación— quedó fuera de servicio en 2008 y se ha convertido en un espacio abierto al ocio ciudadano. Los otros dos siguen en funcionamiento, pese a que han quedado obsoletos.

Los contratiempos acumulados en la construcción del nuevo aeropuerto y los problemas de sobrecostes generados han sido motivo de un escándalo persistente en la capital y sucesivos relevos en su cúpula directiva. La noticia de su apertura el próximo octubre coincide con el peor momento para el transporte aéreo mundial, como consecuencia de los estragos causados por la pandemia de la Covid-19.

La actividad tanto en Tegel como en Schönefeld se ha reducido a un 5 por ciento de lo habitual, en medio de las restricciones impuestas a los viajes a escala tanto alemana como internacional.