Según informa el respetado medio Der Spigel, el Estado Alemán estaría sopesando destinar diez mil millones de euros en ayudas a Lufthansa. A cambio, tomaría una participación del 25,1% por 5.500 millones aunque sin derecho a voto. Otros 3.500 millones provendrían de un préstamo de euros facilitado por el banco estatal Kreditanstalt für Wiederaufbau. Los 1.000 millones restantes provendrían de las ayudas que la compañía negocia en paralelo para sus subsidiarias, como Austrian Airlines, en Austria; Brussels Airlines, en Bélgica; o SWISS, en Suiza.

En el primer trimestre del año pasado había tenido una pérdida operativa antes de extraordinarios de 336 millones de euros. La facturación cayó en los tres primeros meses de este año un 18%, hasta 6.400 millones de euros, ya que en marzo el volumen de negocios se redujo un 47% ó 1.400 millones y no pudo compensarse con una bajada de los costes.

Desde el gobierno de la canciller Angela Merkel se guarda estricto silencio al respecto, aunque en medios alemanes se ha asegurado que hay negociaciones directas entre la cúpula de la aerolínea y el ejecutivo. Tanto el ministro de Transportes, Andras Scheuer, como su colega de Economía, Peter Altmaier, han insistido, a reiteradas preguntas al respecto, que se busca una solución «flexible» que implique dejar a la compañía bajo la influencia directa del Estado.

Las restricciones a los viajes por la crisis del coronavirus han hecho estragos en el sector. El gobierno alemán prolongó esta semana su recomendación a no viajar a ningún país del mundo hasta el 14 de junio, por lo menos.

Merkel y su ministro de Exteriores, Heiko Maas, han advertido asimismo a sus ciudadanos de que este verano no podrán previsiblemente hacer sus habituales vacaciones en el extranjero y que la alternativa que se presenta es el turismo nacional.