Aviones Boeing 737 MAX estacionados en las instalaciones de la compañía en Seattle, Estados Unidos | Reuters.

Todavía no hay fecha para la vuelta a los cielos del Boeing 737 MAX. La prohibición lleva en vigor más de 10 meses y el fabricante estadounidense reconoce que el futuro no es optimista; por lo que analiza parar la producción de este modelo hasta que los organismos reguladores autoricen las operaciones comerciales con la aeronave.

En tan solo cinco meses de diferencia, el Boeing 737 MAX sufrió dos accidentes fatales en unas condiciones muy similares. Entonces, los gobiernos prohibieron que este modelo de pasillo único pudiera seguir operando hasta que se encontrase y solucionase los problemas que los habían causado. Desde ese entonces, casi 400 aviones de este modelo están varados en tierra, lo que ha obligado a las aerolíneas a reprogramar vuelos, alquilar aviones y acelerar las compras de nuevas unidades.

Boeing confiaba que para mediados de este mes se levantarían las restricciones, pero no hay perspectivas a corto plazo de que eso pueda suceder. Ante esta situación, el fabricante aeronáutico advirtió al supervisor de los mercados de EEUU, la Security Exchange Comission (SEC) que si las cancelaciones se retrasan por varios meses más la compañía podría suspender temporalmente la fabricación de este avión, informa Reuters.

La comunicación se remitió en octubre, pero se filtró ayer, y respondía a una consulta de la SEC —Securities Exchange Comission— tras la presentación de resultados de Boeing y sus perspectivas financieras. Boeing advirtió al supervisor de los mercados en EEUU que si persiste la prohibición sobre el B737 MAX deberá dejar de fabricarlo temporalmente.

“En el caso de que tengamos que reducir más la producción del 737, o incluso  paralizarla, esperamos problemas financieros, con un aumento de costes y reducción de ingresos que generaría problemas futuros importantes en los márgenes comerciales”, dijo la Boeing a la petición de la Comisión de los Mercados.

La difusión empañó los planes de Boeing de reconstruir la imagen pública de la compañía en general y del B737 MAX en particular. Un día antes de su filtración, el fabricante había organizado dos jornadas de encuentros con pilotos, consultores y expertos de la industria aeronáutica en Seattle para tantear un inminente regreso de este avión a las operaciones.

A pesar de que Boeing asegura que la crisis y una posible paralización en la producción no afectará sus resultados financieros, la compañía ya dispone de 4.500 a 5.000 millones de euros para atajar las demandas de las aerolíneas perjudicadas por el veto a volar y las demoras en las entregas de aviones.