Aeropuerto de la Ciudad de Londres

El Aeropuerto de la Ciudad de Londres ha anunciado que despedirá a más de un tercio de sus trabajadores. Ha empezado a asesorarse para recortar 239 puestos de trabajo, en lo que ha denominado un plan de reestructuración para salvaguardar su futuro.

El aeropuerto, situado céntricamente al este de la ciudad y que atiende mayormente a pasajeros de negocios, cerró durante tres meses en el punto álgido de la pandemia del Coronavirus. Y tras reabrir, a finales de junio, solo se han retomado 17 rutas, menos de la mitad que antes de la crisis.

El sector de la aviación se encuentra en medio de la mayor recesión que jamás haya experimentado como resultado de la pandemia. Hasta ahora, la mayoría de empleados del aeropuerto habían quedado suspendidos temporalmente, evitando así su despido. Por desgracia, el director ejecutivo del aeropuerto, Robert Sinclair, declara que no son inmunes al impacto de este virus tan devastador. Adicionalmente, el mes pasado, el aeropuerto suspendió la mayor parte de su programa de remodelación de 500 millones de libras esterlinas, incluida una ampliación de la terminal, aunque las obras ya estaban en marcha.

El Aeropuerto de Londres-Heathrow, el más grande y transitado del Reino Unido, ya ha despedido a un tercio de sus administrativos y solicitado a los trabajadores de primera linea que aceptaran recortes salariales o más despidos. Su director ejecutivo advirtió que el distrito circundante de Hounslow corría el riesgo de terminar como una ciudad minera en la década de 1980, a menos que se reanuden los vuelos.

El segundo aeropuerto de Londres, Gatwick, situado más al sur, anunció el mes pasado que despediría a 600 personas. Airbus señaló que busca deshacerse de hasta 15.000 de sus 130.000 empleados. Empresas del sector de la aviación, tanto en el Reino Unido como en otros muchos países, reclaman a sus gobiernos y autoridades un plan de ayudas para garantizar su supervivencia. Según apuntan nuevos informes, no se espera que la demanda de pasajeros vuelva a niveles normales hasta al menos 2023 o 2024. La industria debe preparse para una crisis que probablemente será aún más profunda y prolongada de lo que sugerían los escenarios iniciales.